La naturaleza enfrentada a un ser humano. No el paisaje considerado como un objeto extrínseco al hombre, algo ajeno a él, o una realidad cerrada en sí misma. No, el paisaje interpelando al ser humano… De todo el universo, sólo al ser humano le es dado el sentir, percibir, evocar, interpretar y comprender la naturaleza, de la cual él forma parte; únicamente él puede conocerla a partir de sus sentidos y entenderla, en gran medida, desde el vértice de su entendimiento.