Tradicionalmente se ha asociado el clasicismo, en su búsqueda de la belleza de los cuerpos, al canon, al módulo aritmético, tanto en escultura, como en arquitectura o en poesía (la métrica).
En este y en otros cuadros reproducidos en www.jrtrigo.es , la belleza de la pintura es resultado de correlacionar temas (algo análogo a los temas musicales); así, una forma figurativa (que representa algún objeto real o imaginario) podemos considerarla, también, abstraída de lo que representa y verla como una dirección determinada (vertical, horizontal u oblicua), la cual puede ser imitada por líneas paralelas, variada por direcciones semejantes, invertida por líneas perpendiculares… Otro tanto cabría decir del color; el cuadro es un desarrollo en cierto modo “lógico” —u orgánico— a partir de pocos colores, con los cuales se resuelven todas las funciones cromáticas: unos colores son imitados; otras veces, ligeramente variados dando lugar a coloraciones afines; en otros casos se recurre a los colores inversos, llamados “complementarios”. Este modo de proceder podría llamarse abstracto, por cuanto que usa los medios de expresión propios del arte no figurativo; sin embargo, indisolublemente unido como está a la figuración, potencia el valor significante de los elementos del cuadro y nos introduce —frecuentemente— en el lenguaje de los símbolos. “El idioma extranjero que todos nosotros deberíamos aprender es el lenguaje de los símbolos” (Erich Fromm). En gran medida, esta pintura nos enfrenta a una síntesis de lo que suele llamarse figuración y abstracción.