Esta muchacha camina descalza sobre la arena de la playa, portando un cesto lleno de redes y otros útiles de pesca. Es imagen de una tarea que realiza a diario y que, lejos de abrumarla, la mantiene libre y gozosa. Su figura no oscurece el suelo con sombras, ni sus pies marcan con huellas la arena. Nada muestra que el peso del cesto la oprima; al contrario, todo en ella es levedad casi irreal, como la ilusión más pura. Levanta un pie al andar, separa las manos de la canasta, y la sonrisa da razón del equilibrio.
Este cuadro y el titulado Maternidad (V) contienen dos expresiones del gozo que guardan alguna afinidad entre sí.
La muchacha marinera tiene levantados sus brazos que, acompañados por su sonrisa y su mirada, denotan que en el trabajo no todo es tensión; también hay cabida en él para la alegría, que pone un ingrediente de alivio y paz en el esfuerzo.
El niño de Maternidad (V) levanta su brazo derecho, acompañado asimismo por su sonrisa, para encontrarse con la mano derecha de su madre; los brazos izquierdos de la madre y del hijo se alinean y se prolonga uno en el otro. También la forma o configuración de este niño expresa una alegría distendida, un gozo confiado.