“Abierta su mano con la llave del amor surgieron las creaturas” (Tomás de Aquino, sent. 2, prol.).
“El firmamento pregona la obra de sus manos […]. A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje” (salmo 18, 2- 7).
“La mediocridad, posiblemente, consiste en estar delante de la grandeza y no darse cuenta” (Gilbert Keith Chesterton).
“Lo más incomprensible del universo es que sea tan comprensible”; en las leyes de la naturaleza “se manifiesta una razón tan considerable que, frente a ella, cualquier ingenio del pensamiento o de la organización humana no es más que un pálido reflejo” […] .“Cuando perdemos el sentido del misterio, la vida no es más que una vela apagada” (Albert Einstein).
El misterio no es una verdad de la que no podamos saber nada, sino de la que no podemos saber todo. El misterio es doblemente revelador: revelador de lo que nos da a conocer y revelador de nuestra limitada capacidad de comprender… y, sin embargo, abierta y deseosa de seguir avanzando en la consecución de la verdad, del bien y de la belleza.
“Las obras de Dios son perfectas” (Deuteronomio 32, 4).